Las Nancys Rubias descorchan la magia del DownTown Festival

Nancys Rubias

Las puertas del recinto del DownTown Festival, en Lugones, se abrían a las 12 del mediodía con ganas de música y diversión en la segunda jornada, donde se esperaban grandes emociones. Mientras tanto en una furgoneta por las carreteras de Castilla se subían fotos a las redes sociales de los que serían los protagonistas de la noche, que servían de aviso: ‘Nancys Rubias’ estaba camino de Asturias.

Al caer el sol, el público que aún no había sucumbido a estar presente en la prueba de sonido, y quería mantener el buen misterio, comenzó a llenar la pista del festival. Algo nuevo había en esta segunda jornada, gafas gigantes, sombreros brillantes y pelucas de rafia, nylon y casi hasta de mimbre coronaban varias cabezas. La noche se presentaba de gala, como si del género de la revista bien entendida se tratara.

Pocos minutos pasaban de las diez de la noche, ‘Nancys Rubias’ no aguantaba más en los camerinos y no se resistieron a saltar a un escenario lleno de color, de psicodélica y de luces de neón. Aquellos inicios del movimiento hippie, donde todo era vivo color, luz y buen rollismo se instalaron en Asturias en menos de un segundo. La música estalló junto con los gritos del público, era el momento de hablar de Las Vegas, haciendo un guiño al logo del festival inspirado en la ciudad americana. Nancy Anoréxica, encarnada gracias a Mario Vaquerizo hacía una confesión al cantar ‘Nunca conocí a Liberace’.

Las luces iban poco a poco dejando entrever los pantalones de campana cuajados de estrellas, las plataformas infinitas plateadas que compartía junto con Nancy Travesti, que era responsable de la guitarra a través de Juan Pedro; los chalecos de flecos y los sombreros a juego con cuidadas melenas. También se podía ver detrás de los teclados y los pie de micros llenos de boas de plumas de colores, las gafas y el bigote perfecto de Nancy Reagan, el alter ego de Miguel Balanzategui, más conocido como Favor. En la plataforma más alta del escenario y a los mandos del triángulo y los ritmos encontrábamos a Nancy O, Marta Vaquerizo, se esmeró en provocar los chasquidos que permitieron una conexión inmediata con el público. Ya se escuchaba el hit ‘Amigas’.

Llegó el homenaje a Bibiana Fernández y para ello en el setlist estaba la sorpresa llamada ‘Pecadora’, que todo aquel que haya visto la película ‘Tacones Lejanos’ de Almodóvar recordará la escena de Bibiana bailando ante la atenta mirada de Victoria Abril. Letra que los nostálgicos cantaron sin parar, y sirvió para arrancar el reconocimiento de los pocos escépticos, si es que quedaba alguno. El tiempo de homenajes no se terminaba y era el turno de la desaparecida Cristina La Veneno con el tema ‘Te doy un consejo’.

Para continuar con el concierto más taquillero del DownTown, al que Mario Vaquerizo hacía guiños entre canción y canción, el tema elegido era ‘Llámame Poupeé’, con la producción de Guille Milkyway. Las pelucas vibraban con los saltos, y la melodía entró bucle para muchas personas, que seguían hablando en francés. Objetivo cumplido.

Gracias a ‘Cohete a Nancylandia’ se confirmó que todo el mundo es bien recibido en el mundo Nancy, sólo hay sitio para el buen humor, el buen rollo y para gente que siempre tiene ganas de sumar; Nancys Rubias tenían razón, los que aportan mal rollo y critican sin conocer o guiados nada más que por clichés y prejuicios absurdos se quedaron en casa. ‘A mi no me la das’ dejaba claro que lo único que provocan este tipo de personas son risas desde lejos . Nada podía eclipsar a “los reyes del descorche y el alterne” dijo Vaquerizo parafraseando a la gran Florinda Chico en una película con Lina Morgan. ¡Al final el público tenía razón y la noche era de revista!

‘Marcianos Ye-yés’ explicaba lo sucedido en la madrileña Gran Vía y la razón de tanta psicodelía encima del escenario. Los aplausos, silbidos y gritos de ¡Bravo! inauguraron el espacio de los bises, y tras cambiarse de vestuario, Nancys Rubias volvió a conquistar el escenario; esta vez quisieron cantar su ‘Alfabeto Nancy’, todo un desfile de ídolos, cantantes e influencias sin los que no se podría entender la filosofía del grupo, que consigue lo más importante: conectar con el público de inmediato, convirtiendo sus conciertos en multitudinarios y sin ser pinchados en ninguna radio.

La cerveza se derramó sobre la silueta de Mario Vaquerizo, que meneó la melena para cantar ‘Peluquitas’. Mientras el recinto temblaba con el rock ramoniano, la rafia y el nylon dejaban claro que la oda a la peluca se había convertido en un rotundo éxito para el público; Nancy Anoréxica volvió con otro guiño, en este caso cambiando la letra y sentenciando “P-Lugones”. Cerrando el show y con las luces a la máxima potencia, los gritos por cantar ‘Me encanta’ explicarían al día siguiente la afonía de los presentes.

Nancys Rubias dejaron un buen sabor de boca, un disfrute total no solo en el lado de la pista; miembros del grupo como Juan Pedro salieron por primera vez a saludar, confirmando que el concierto había sido un total placer y ya estaba listo para grabarlo en el recuerdo. Al final lo que siempre gana son el buen rollo, la sinceridad y la conexión con el público, a través de la humildad y sin pretensiones, elementos clave en los que Nancys Rubias y el Festival DownTown son expertos.

 

 

 

 

 

 

Ingenierio Civil apasionado de la música y el espectáculo. Inspirado en los 80's, me gusta descubrir nuevos sonidos. Bailo y canto todo el tiempo, profesionalmente en la ducha. Me fijo en cada esquina por si aparece arte.

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