Melendi celebró el viernes su último concierto de la gira Mi Cubo de Rubik en el WiZink Center de Madrid, antes de comenzar su gira por América.
Melendi es uno de los artistas más reconocidos de la música en español, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Y no es para menos, desde que comenzó su andadura musical hace casi dos décadas, nos ha dejado innumerables “temazos” que forman parte de la banda sonora de muchos de nosotros.
Asistir a un concierto suyo es por tanto, un continuo viaje entre el pasado y el presente, que se complementa con su personalidad arrolladora y su manera tan singular de subirse al escenario; siempre de forma acertada, con elocuencia, y sin dejar de mirar y agradecer a su público.
El viernes, más de 15.000 personas no quisieron perderse esta cita y llenaron el WiZink Center de Madrid para disfrutar y vibrar con el amplio y variado repertorio de Melendi. Durante algo más dos horas, el asturiano presentó más de una veintena de canciones, donde el pop, el rock, la rumba y los sonidos urbanos se alternaron sin titubeos.



Puntual, a las nueve de la noche, las luces del antiguo Palacio de los Deportes se apagaron para dar comienzo al show. Entre los aplausos del entregadísimo público, los músicos tomaron posiciones, enmarcados en cuadrados de led que irían cambiando de color a lo largo de las canciones. El despliegue de medios estuvo a la altura de la noche, no solo a nivel de escenografía -que simulaba los lados de un cubo de rubik- sino también a nivel de banda, formada por una decena de músicos (incluyendo coros).
‘Una velada llena de versatilidad a nivel musical’
Por su parte, Melendi pisó el escenario enérgico y feliz. Comenzó a ritmo de ‘Tocado y Hundido’, que enlazó sin más con ‘Tú de Elvis y yo de Marilyn’. Durante el concierto, mostró temas de su último trabajo discográfico como ‘Casi’ o ‘Sin remitente’, pero también las canciones más míticas de su trayectoria. De esta forma, pudimos disfrutar y saltar a ritmo de ‘Caminando por la vida’, ‘Un violinista en mi tejado’, ‘Con solo una sonrisa’, ‘Barbie de extrarradio’ o ‘Piratas del bar caribe’.
También nos llevó hasta cuba con ‘Desde que estamos juntos’, y reivindicamos los derechos de las mujeres con ‘Déjala que baile’.



Como contrapunto, nos mostró su lado más íntimo y romántico con temas más tranquilos como ‘El amor es un arte’, ‘Mírame’, ‘La promesa’ y ‘Destino o Casualidad’; y nos enseñó su lado “más fan” cantando ‘La vereda de la puerta de atrás’ de Extremoduro. ‘Cenizas a la eternidad’ marcó el momento más cómplice y mágico de la noche con todo el público lleno de luces y globos amarillos.
Sin duda fue una velada llena de versatilidad a nivel musical, donde hubo lugar para todo tipo de sentimientos y estados de ánimo. Melendi no dejó de desprender simpatía y buen rollismo, mientras que al otro lado del escenario, el público no dudó en corear, bailar, sentir y disfrutar de cada uno de los temas.
‘Tu jardín con enanitos’ y ‘Lágrimas desordenadas’ fueron los temas elegidos para poner el broche de oro al concierto. El asturiano se despedía así de una noche más llenando el WiZink Center de Madrid, agradecido y muy contento por el cariño incondicional de sus “guerreros”.