La magia que esconde un concierto en acústico es muy difícil encontrarla en cualquier otro sitio. La música muchas veces necesita sólo eso, que la voz fluya. Pero es un arma de doble filo. Algunas voces afortunadas van solas, provocan esa atmósfera mágica y los instrumentos están a su lado. Otras, por desgracia, se camuflan entre tanto sonido.
Jorge Marazu es de los primeros. Sólo necesitó su guitarra, una guitarra eléctrica y percusión para que desde la primera nota recorriera un escalofrío por todo el cuerpo. Salió concentrado, nervioso ante lo que se venía. Sonaron los primeros acordes de ‘El Muro de Berlín’, y dio comienzo a la presentación de su último disco Lumínica, que salió a la luz el pasado 22 de septiembre.
La gente permanecía atenta, sin dejar de mirar al escenario. Las primeras voces del público se unieron a Jorge cuando tocó varios temas de su segundo disco Escandinavia. Y es que el cantante abulense no pudo resistirse a tocar ‘Hiroshima’, ‘Escandinavia’, ‘Media Vuelta’ y ‘Adiós!’.
“No me acuerdo de que fue lo que me inspiró para escribir esta canción, pero ha ido creciendo en mí y en la gente”, confesaba Jorge para presentar ‘Enrredadera’, canción que forma parte de su primer disco La Colección de los Relojes. Era latente la conexión entre el público y él durante aquellos minutos. Ya se había creado esa atmósfera envolvente.
Jorge Marazu siguió estrenando canciones de su último disco. ‘Luces de Diciembre’, ‘Líneas de Nazca’ y ‘Elia’, también se llevaron la aprobación del público. No sorprende, porque tal y como confesó anoche, su último disco “es lo que más se parece a lo que soy yo”, y eso lo demuestra en cada nota que canta.
Una de las canciones que más llamó la atención fue ‘29’, ya que en el disco se percibe una versión mucho más pop. Sin embargo, anoche en el Café Berlín se atrevió a cantarla como un bolero. Pero Jorge volvió a demostrar que tiene ese algo que hace a todas las canciones especiales e igual de bonitas.
El público empezó a llevar el compás a ritmo de palmadas en una de sus canciones más reconocidas, ‘Recuerdo Crónico’, también de su primer disco. Pero no se pudo despedir de su público sin antes cantar ‘Cometa’, ‘Catorce años atrás’ y ‘Luz’, pertenecientes a Lumínica.
“Ojalá todas las noches pudieran ser así”, dijo antes de abandonar el escenario entre aplausos de un público entregado. Pero ellos querían más, y con una plataforma con tres sillas vacías, no se levantó nadie de su asiento.
No se hicieron de rogar más. Jorge Marazu y sus dos músicos volvieron a llenar el escenario. “Hoy es el principio de muchas cosas”, dijo el cantante, que sin saberlo dio paso al momento más especial de toda la noche.
Se escucharon los primeros acordes y el público calló rendido. ‘Miedo’ fue la fusión perfecta. La unión más armónica entre el cantautor y el público que hizo suya la canción.
El broche final fue ‘Simulacro’, la última canción de Lumínica. “Un temazo Jorge, un temazo” se escuchó después de la presentación. Y es que cualquier persona que tenga pasión por la música, lo podía sentir.
Cerrar los ojos. Escuchar su voz y los instrumentos que le acompañan. Dejar que todo fluya. Que se disperse esa magia. La magia de Jorge Marazu.