Iván Ferreiro y Rufus T. Firefly filosofan juntos en Oviedo gracias a Escenarios Mahou

Iván Ferreiro y Rufus T. Firefly llegaban a la sala Estilo de Oviedo. La gira de Escenarios Mahou por Asturias está permitiendo que se produzca un momento muy íntimo y extraño a la vez

Las puertas de la sala Estilo de Oviedo se abrían tímidamente para un grupo de 8 afortunados, que tras inmortalizar el momento probando suerte a salir bien iluminados en las polaroids, se dejaban guiar por la música que aún se estaba probando. Los nervios que eran más que evidentes crecían aún más, ante la cercanía de ver a Iván Ferreiro y al grupo Rufus T. Firefly encima del escenario de la sala, ajustando cada detalle para que hora y media después todo fuese una fiesta. En medio de la pista esperaba una mesa, varios taburetes y cerveza Mahou.

La gira de Escenarios Mahou por Asturias está permitiendo que se produzca un momento muy íntimo y extraño a la vez. La posibilidad de poder charlar con un cantante, la mayoría de las veces convertido en ídolo, de tu a tu, se hace incómoda al principio. Todo lo que ese fan ensayó en su casa para poder decirle o preguntarle, se esfuma de repente. Por suerte Iván Ferreiro hizo de maestro de ceremonias y rompió el hielo acompañado de Víctor Cabezuelo, el líder de Rufus T. Firefly, y varios miembros de la banda, como Julia Martín-Maestro y Miguel de Lucas, que estrenaban la sensación de estar en un Meet & Greet.

En medio de la oscuridad y agudizando mucho el oído, se escucharon revelaciones como la segunda parte del disco Magnolia, que estará compuesto por canciones que en un primer momento no casaban con la filosofía del disco, pero que se terminaron pensando en una continuación y que pronto verán la luz. Tanto Iván como los miembros de Rufus T. Firefly estuvieron de acuerdo en que los conciertos de una gira nunca son iguales, a pesar de tener el mismo setlist, siempre hay algo que los hace diferentes, ya sea el inicio o el final de la gira. Se lamentaron de no tener un poco más de tiempo, al menos una tarde, para coger seguridad y terminar una fusión de los dos estilos, en el directo que justo después iba a dar comienzo. También se pudo escuchar los pensamientos filosóficos de ambos, intentando dar respuesta a qué es en el fondo la música, la conclusión se centró en que se trataba de transmitir sentimientos e inspirarse en otras melodías, siempre con cuidado de que el subconsciente te jugara una mala pasada, y ya se hubiera editado en el pasado.

Fotos con duelo de miradas, firmas de discos, y últimos apretones de manos, fueron la señal de que las puertas de la sala se abrían de par en par. ‘El Halcón milenario’ fue uno de los primeros temas que interpretó Rufus T. Firefly. Los de Aranjuez venían con las pilas cargadas y su potente sonido no dejo a nadie con los pies quietos. ‘El problemático Winston Smith’ precedió al tema elegido por el público, hacía 5 años que no tocaban ‘(Escribe aquí el nombre de la persona a la que más quieras)’.

Un dragón era testigo desde un amplificador del buen ambiente que se había generado en la sala, y de las ganas que había por disfrutar de una noche de rock, ‘Última noche en La Tierra’ o ‘Pompeya’, fueron los cortes elegidos para cerrar el directo y llenar de energía Oviedo.

Tras un rápido cambio de escenario, ‘Me toca tirar’ fue el telón de comienzo para Iván Ferreiro y su equipo, que contaba de manera casi extraordinaria con batería. Justo al terminar el primer tema, confesó la avería en su instrumento más preciado, la caja azul, con la que “iba a hacer cosas flipantes, lo mejor que habrías escuchado en vuestra vida”, sentenció Ferreiro. Mientras disimulaba su tristeza por no poder utilizar su cajita, el público le acompañó coreando temas como ‘Toda la verdad’ o ‘Pájaro azul’.

Momento estelar el que estaba por ocurrir. Con un inhalador de asma en la mano, Iván Ferreiro se vino arriba, y como nadie tiene ni idea de utilizarlo bien, se decidió a contarlo en una masterclass improvisada para asmáticos rockeros. La sala le acompañó contando los segundos de espera para que hiciera efecto y si no llega a ser por sus gestos no hubiera podido seguir con la canción elegida por sus fans, que en una lucha reñida escogieron ‘M’ de Los Piratas.

Cómo la normativa va a matar al rock, y al día siguiente se trabajaba, Ivá Ferreiro decidió eliminar la pausa del falso final y aprovechar el subidón que flotaba en la sala. Todos pudieron viajar a los ‘Años 80’ en la parte final del show, y llegaba la ansiada mezcla con Rufus T. Firefly. Víctor Cabezuelo se sentó junto a Ferreiro en el teclado para interpretar ‘El equilibrio es imposible’, ganándose el aplauso largo que les dedicó la capital asturiana. Terminaba una noche que muchos recordarán para siempre, la firma en un disco era la culpable.

Ingenierio Civil apasionado de la música y el espectáculo. Inspirado en los 80's, me gusta descubrir nuevos sonidos. Bailo y canto todo el tiempo, profesionalmente en la ducha. Me fijo en cada esquina por si aparece arte.

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