No podían haber elegido un nombre más acertado para su nuevo disco, el cara a cara con ellos es eso: FUROR. Varry Brava llegaba a la mítica sala Fun Club de Sevilla para presentarnos FUROR, tras haber pasado por Murcia y Córdoba en días anteriores.
Iniciaban el show con Un nuevo giro, tema que también es el encargado de abrir su último trabajo, en una sala casi llena que ya empezaba a bailar. El siguiente tema, prácticamente encadenado, fue Nada personal, del que nos acaban de presentar su videoclip esta misma semana.
Aprovechaba Óscar el final del tremendo inicio para agradecer al público su asistencia, haciendo hincapié en que la última vez que vinieron había mucha menos gente y para ellos esta ya era una gran noche.
El cuidado setlist iba a hacer un repaso por sus tres discos anteriores con Fiesta, Playa, No gires, o la famosa Sonia y Selena, compartiendo protagonismo con los nuevos temas de Furor.
Lo cierto es que no podíamos dejar de bailar desde el principio, pero el primer momento cumbre llegaría con la caribeña 400 bailes, que aunque se sale un poco del estilo de los oriolanos, nos explicaba Óscar que era lo que les pedía la canción y que se habían divertido muchísimo creándola. Le seguiría Chicas, con lo que la fiesta ya era imparable. El buen rollo que desprenden se contagia, sus miradas, sus gestos, sus sonrisas, y por supuesto sus poses y bailes, destacando en este punto a Aaron. Puro espectáculo.
Con Calor y Adiós, llegaría el bis, del que volverían en formato acústico. Para el primer tema solo volverían al escenario Óscar y Vicente, parapetado con su guitarra acústica, para tocarnos una preciosa versión de Callada, mientras el resto de la banda la cantaba con ellos mezclados con el público. Navidad sería el siguiente tema en este formato tan desnudo, pero esta vez estarían todos juntos sobre el escenario. Un momento de complicidad y emoción que avivó más si cabe la unión con los asistentes.
La despedida tenía que ser por todo lo alto, así que siguiendo la tónica de la noche de no dejarnos casi coger aire entre tema y tema, llegarían 12&medio, la ochentera La Ruta del amor y para el éxtasis, Fantasmas. Ellos cantaban y bailaban, el público saltaba y el suelo de la sala temblaba. ¿Cómo no iban a llamarlo FUROR?